La enfermedad causada por el nuevo coronavirus, ha supuesto un cambio de paradigma en nuestra forma de desenvolvernos y desarrollar las actividades propias de nuestra profesión. Los cambios han debido ser extremos y a su vez de rápida instalación, suponiendo nuevas rutinas que han de permanecer con nosotros hasta que las condiciones epidemiológicas permitan lo contrario, incluso es posible que se transformen en la ya popular “nueva normalidad”.
Es importante entender los mecanismos de transmisión de este patógeno. La ruta persona a persona se transformó en el modo de contagio más importante una vez que el brote dejó la ciudad originaria de Wuhan, China.
Este tipo de transmisión ocurre a través del contacto a escasa distancia entre individuos (clásicamente menos de dos metros), principalmente a través de gotas respiratorias, cuando una persona estornuda, tose o habla. Este último punto es especialmente importante, dado que el uso de mascarillas de forma universal es el mecanismo utilizado para prevenir que estas gotas alcancen a otros individuos, sin embargo muchos se quitan esta protección al hablar para ser mejor comprendidos, situación que debe ser evitada.
El rol de otras formas de transmisión; sanguínea, secreción ocular, fecal, oral, entre otras, es aún incierta.
El intervalo en el que un paciente puede transmitir el virus también es materia de estudio activo, se sabe que SARS-CoV-2 puede ser transmitido antes del desarrollo de los síntomas y durante el curso temprano de la enfermedad.
En vista de esta evidencia es que el Ministerio de Salud recomienda diversas medidas para disminuir el contagio.
Conforme a estas disposiciones, en la 2da BRIACO “Cazadores” se han adoptado una serie de protocolos para mitigar la transmisión del COVID 19 entre los funcionarios. El uso de mascarilla de forma obligatoria en todas las instalaciones, el distanciamiento físico obligatorio de al menos un metro y el cierre temporal de instalaciones donde se produzca aglomeraciones de personas como salas de cine, gimnasios, entre otros.
Del mismo modo se ha instalado la práctica de medir la temperatura a quienes ingresan a la brigada a través de la guardia, que en caso de estar alterada es inmediatamente derivada a la enfermería de la instalación. Este trabajo conjunto ha permitido que se realice un diagnostico temprano y una atención oportuna a los pacientes con coronavirus, evitando el contacto con otros miembros de la brigada.
Destaca, además, la presencia de un “Rol COVID-19” encargado de fiscalizar el cumplimiento de las disposiciones antes mencionadas en todas las dependencias de la brigada, realizando inspección visual y corrección en caso de encontrar falencias en las medidas de precaución aplicadas.
Este rol ha ayudado a mantener fresca la actitud precavida frente a un virus que lleva cuatro meses entre nosotros, evitando que el tiempo haga su mella natural sobre nuestra resolución para mantener el contagio al mínimo.