Los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) son enfermedades que han ido en aumento exponencial en los últimos años, tienen una etiología multifactorial, en que los factores biológicos, psicológicos y ambientales se combinan generando vulnerabilidad al desarrollo del trastorno.
Se caracterizan por sufrimiento, deterioro funcional y comorbilidad médica y psiquiátrica, donde los factores de riesgo destacan por tener baja autoestima, distorsión en su imagen corporal, traumas previos como el bullying, estrés y exposición en redes sociales, teniendo mayor prevalencia en la preadolescencia y adultos jóvenes siendo un fenómeno histórico-sociocultural.
Existen muchos tipos de TCA, pero los más estudiados son la Anorexia Nerviosa, Bulimia Nerviosa y Trastorno por Atracón.
A nivel neurobiológico, las áreas del sistema nervioso central se ven alteradas con la recompensa, la ansiedad, regulación del apetito, la propiocepción y el control cognitivo.
La Anorexia Nerviosa se caracteriza por pérdida extrema del peso, amenorrea, estreñimiento y ejercicio físico intenso. Es el trastorno psiquiátrico con la más alta mortalidad, conceptualizada como una “adicción a la inanición” ya que es percibida como reforzante el no ingerir alimentos. En cambio, la Bulimia Nerviosa (atracón y vómito autoinducido, no necesariamente se ve en personas delgadas) y el Trastorno por Atracón (ingesta compulsiva), suelen reportar una urgencia por ingerir alimentos, acompañada de una sensación de pérdida de control y alivio transitorio luego del atracón, el cual produce un efecto ansiolítico breve que ayuda a evadir la emoción y disminuir la conciencia.
Factores en el ámbito militar, como el estrés operacional, las demandas físicas y la presión social pueden contribuir al desarrollo de estos trastornos, por lo que es esencial comprender la magnitud del problema para una prevención eficaz como la psicoeducación en nutrición, la identificación temprana de signos y síntomas, así como la promoción de una cultura que des-estigmatice la búsqueda de ayuda e identificar y tratar trastornos ansiosos y/o depresivos asociados, siendo factores claves para mitigar el riesgo. Para los soldados, es necesario contar con este tipo de apoyo para poder enfrentar los desafíos relacionados con la alimentación y su imagen corporal.
Por lo tanto, la colaboración de profesionales de la salud mental, nutricionistas y líderes militares es esencial, teniendo un enfoque interdisciplinario que permita una intervención integral y personalizada para abordar tanto los aspectos físicos como psicológicos.
Programa de Medicina Preventiva “Salud Mental”
Asesor PS. Slavja Giustinianovich P.
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