Es una de las mayoritarias razones por que las personas acuden al médico o faltan al trabajo, y una de las principales causas de discapacidad en el mundo.
El dolor de espalda es una afección extremadamente frecuente en la población general adulta, la mayoría de las veces autolimitado, es decir, cede en forma espontánea sin dejar secuelas, pero también se puede manifestar en forma prolongada, con intensidad alta y con tendencia a la cronicidad. Constituye una de las principales causas de consulta médica general y se asocia a frecuente discapacidad y ausentismo laboral.
Es importante entender que el dolor de espalda, ya sea cervicodorsal (alto) o lumbar (bajo), normalmente conocido como “lumbago”, es la manifestación sintomatológica de algún proceso ocurrido generalmente en la columna vertebral, pero también puede ser la manifestación de un problema de otro origen, lo que conocemos como dolor referido (por ejemplo, de patología intratorácica o intraabdominal).
De acuerdo a lo señalado por el MAY. (OSS) Dr. Andrés Guardia, Traumatólogo del Hospital Militar de Santiago, es importante diferenciar los distintos tipos de dolor que se pueden presentar. “Es labor del médico distinguir los diferentes síndromes dolorosos, tomando en cuenta factores como la forma en que comienza, el tiempo de duración y la evolución de la molestia, su ubicación, irradiación y factores de riesgo que tenga la persona como, por ejemplo, la edad o presencia de enfermedades o síntomas asociados”.
El mismo profesional, agrega que una de las causas más frecuentes de dolor lumbar en personas adultas son los trastornos músculo esqueléticos de la columna vertebral y sus estructuras adyacentes. “Dentro de este grupo de enfermedades se encuentran los “lumbagos mecánicos”, que corresponden a episodios agudos de dolor generalmente ocasionados por la lesión, inflamación, distensión o contractura de distintas estructuras como discos y articulaciones intervertebrales, ligamentos o de la musculatura asociada. Estos “lumbagos” pueden presentarse frecuentemente tras realizar un sobreesfuerzo como levantar un objeto pesado o a veces sin mediar actividad sobre lo normal”.
Gran parte de estos episodios dolorosos serán de buen pronóstico y cederán progresivamente con el reposo, uso de analgésicos y calor local, permitiendo un retorno progresivo y completo a las actividades normales. Asimismo, hay otros cuadros de dolor de espalda que se pueden traducir en enfermedades serias o problemas tanto de la columna como fuera de ella. Estos, deben ser oportunamente diagnosticados y tratados para evitar complicaciones mayores, ya que pueden ser la forma de presentación de patologías graves: infecciones, tumores, fracturas, o procesos degenerativos severos que pongan en riesgo la salud general de la persona, así como también, la capacidad estructural de la columna vertebral o los elementos del sistema nervioso con las que se relaciona, tales como la médula espinal o raíces nerviosas.
En consecuencia, se recomienda que, en presencia de dolores de espalda de corta duración, sin síntomas asociados, en personas sin factores de riesgo asociados y con buena respuesta a medidas generales se puede tener una conducta optimista respecto de la mejoría. En caso contrario, siempre se debe consultar oportunamente al médico para asegurar un diagnóstico correcto y evitar complicaciones mayores.
Por último, el Dr. Guardia finaliza recomendando que: “para mantener una buena salud de la columna vertebral es imprescindible controlar adecuadamente el peso, mantener el hábito de actividad física regular que permita tener un adecuado tono muscular del tronco y el cuello; evitar las malas posturas en el puesto de trabajo y mantener una buena condición de salud mental, ya que afecciones de esa área tienen clara relación con la generación de molestias en la columna”.