En los últimos años se ha observado un aumento en el uso de medicamentos con el fin de mejorar el rendimiento académico, especialmente entre adolescentes y jóvenes. Esta práctica, conocida como “dopaje académico”, consiste en consumir fármacos que originalmente están destinados a tratar trastornos como el déficit atencional o los trastornos del sueño, pero que se utilizan sin indicación médica para estudiar más horas, mantenerse despierto o concentrarse mejor.
Medicamentos más utilizados
Entre los fármacos más comúnmente empleados con este fin se encuentran:
- Metilfenidato (Ritalin, Concerta): Indicado para el Trastorno por Déficit Atencional (TDAH).
- Anfetaminas (Adderall): Recetadas en algunos países para TDAH, pero de uso controlado.
- Modafinilo: Usado para narcolepsia o somnolencia excesiva.
- Benzodiacepinas y ansiolíticos: A veces usados para “relajarse” antes de pruebas o dormir mejor.
El consumo sin receta médica es riesgoso, ya que estos medicamentos actúan directamente sobre el sistema nervioso central.
Motivos del consumo
Presión académica al final del año escolar o universitario.
- Cansancio acumulado y falta de hábitos de estudio regulares.
- Competencia entre pares por obtener mejores notas.
- Falsa creencia de que estos fármacos “aumentan la inteligencia” o garantizan mejores resultados.
Riesgos y consecuencias
El uso sin supervisión médica puede generar
- Insomnio, ansiedad y taquicardia.
- Dependencia o tolerancia: cada vez se necesita más dosis para lograr el mismo efecto.
- Trastornos del ánimo: irritabilidad, depresión o ataques de pánico.
- Daño hepático o cardiaco si se combinan con otras sustancias (como bebidas energéticas o alcohol).
- Efecto rebote: agotamiento extremo y dificultad para concentrarse una vez que pasa el efecto.
Prevención y recomendaciones
- Evitar la automedicación: ningún medicamento debe usarse sin receta o control profesional.
- Fomentar hábitos saludables de estudio: descanso adecuado, pausas activas, planificación y alimentación equilibrada.
- Promover el acompañamiento psicológico o tutorías académicas cuando hay dificultad para rendir.
- Informar y sensibilizar a la comunidad educativa sobre los riesgos del uso indebido de fármacos.
- Reforzar la idea de que el éxito académico depende del esfuerzo y la constancia, no de sustancias.
El uso de medicamentos para rendir académicamente representa una práctica peligrosa y contraproducente. Aunque algunos jóvenes la consideren una ayuda temporal, sus efectos sobre la salud física y mental pueden ser graves. La verdadera prevención está en la educación, la gestión del estrés y el apoyo emocional, no en la automedicación.
TCL Paula Casas-Cordero N.
Programa Abuso de Sustancias – JEPLANGES




























