Es un período de la vida de la mujer en el 
cual termina la función ovárica, por lo que se produce un déficit hormonal crónico, que tiene múltiples repercusiones en el organismo.
Los efectos más negativos afectan especialmente a los huesos, sistema genital, urinario, cardiovascular y a la calidad de vida en definitiva. Aunque también puede afectarse el sueño, el ánimo, las articulaciones, el sistema nervioso, etc.
Por todo esto, es muy recomendable consultar al ginecólogo para evaluación y posible tratamiento, y así prevenir osteoporosis, sequedad vaginal, problemas sexuales y urinarios secundarios, entre otros.
Por otra parte, el oportuno y adecuado tratamiento, disminuye el riesgo cardiovascular, principalmente reducción de la incidencia de infartos al corazón.
Existe desinformación y temores infundados sobre estas terapias, que privan a muchas mujeres de una gran oportunidad en medicina preventiva. Se recomienda consultar al especialista para informarse y ojalá acceder al tratamiento más adecuado en cada caso.
Dra. Virginia Manns Davis
Ginecóloga – Obstetra
Hospital Militar del Norte
