Es aquella enfermedad en que la presión sanguínea es demasiado alta (mayor a 140/90 mmHg). Se estima que en el mundo hay 1.280 millones de adultos con hipertensión arterial. De estos, solo 1 de cada 5 tienen su patología controlada.
Síntomas
La presión arterial excesivamente alta (mayor a 180/120 mmHg) puede producir dolor de cabeza, visión borrosa, pitidos en los oídos o dolor en el pecho, pero en general no causa ningún síntoma y la única forma de diagnosticarla es tomándose la presión de forma preventiva.
Factores predisponentes que podemos evitar:
- Consumo excesivo de sal
- Inactividad física
- Consumo de tabaco
- Consumo excesivo de alcohol y obesidad.
- Tener familiares con hipertensión
- Ser mayor de 65 años y tener otras patologías cardiovasculares como diabetes o enfermedades al riñón.
¿Tiene tratamiento?
El tratamiento incluye una dieta saludable, actividad física, abandono del tabaco y algunos medicamentos específicos.
El jugo de limón, el agua de ajo, el alcohol y el agua de hierbas no ayudan a bajar la presión para hacer una diferencia en aquellos que sufren esta enfermedad.
¿Qué pasa si no se controla?
La hipertensión arterial no controlada puede provocar endurecimiento y estrechez de las arterias, lo que puede llevar a infartos al corazón y accidentes cerebrovasculares.
Por otro lado, un corazón que debe bombear sangre a tan altas presiones puede generar insuficiencia cardiaca y arritmias. Por último, a largo plazo, el riñón también puede fallar producto de esta patología.
Es importante mantener controles médicos periódicos cada 6 meses a un año, donde se observará la eficacia de los tratamientos y se descartarán daños al corazón o al riñón.
CAP (OSS) Isidora Burgos Ortiz
CCM “Santiago Centro”